QUE HARÍA SI...

¡Ay!, si todas las tardes nos comiéramos a besos,

si en vez de discutir riésemos.

¡Ay!, si supieras las mil cartas que escribí y no te entregué,

si cada lágrima que derramo, no fuese en vano.

Si no me mirases como a otras,

si no fuese otra más, 

si no solo te gustase por el pasado, 

si no me recordaras, cada día, tu duda de por qué.

Duele ver como te sientes afortunado de tenerlas,

duele oír las amenazas que lanzas, 

duele sentir el vacío de tus apoyos, 

duele oler el perfume que te ponen.

Escondida frente a toda la verdad,

callada por el miedo a perdernos

y sacrificada por tus intereses,

en una jaula más tenebrosa que la propia oscuridad,

más solitaria que una gota en el desierto,

más empequeñecida que un cristal hecho añicos.

Y otra cae, y otra por ti...