LA NIÑATA
- siramatutenino
- 22 oct 2019
- 1 Min. de lectura
Que nadie depende de nadie.
Al final, solo estás tú, contigo, recorriendo la calle; cada río acompañando a su corriente, donde no siempre el agua está en calma.
En el lugar que, si dejas de nadar un solo segundo, te ahogas. Donde una gota es insinuante en un océano, pero un océano sin gotas es un desierto sin arena, un compás sin notas o una hoja en blanco; un guerrero sin armadura, un rey sin corona o un artista sin don. Es cómo un corazón sin latido, una niña sin su conciencia, un amor sin dos.
No vale la pena luchar por alguien que te soltó sin haberte ido, uno que dio por perdido la batalla sin haber luchado, aquel que prometió en balde, que juró sin la palabra y que lloró sin lágrimas.
Al final, la niñata maduró. Por eso te digo adiós.

Comentários